lunes, 7 de julio de 2008

Expiación

“Expiación” Ian McEwan. 2.001.
Es un drama intenso y emocionante. Uno de esos libros que cierras tras leer un párrafo para sentir durante un momento todo lo que el libro acaba de hacerte evocar.
Es impresionante el distinto punto de vista de una misma situación por diferentes personajes. Esto incluye la parte subjetiva que aporta cada uno a la explicación del porqué de las cosas: la realidad es como es, pero cada uno intentamos explicárnosla según nuestros conocimientos previos, nuestros prejuicios y nuestras ideas.
Asimismo, no es fácil describir en una frase o en un párrafo la manera de ser o la situación de un personaje. O mejor, me desdigo: sí puede describirse, pero, ¿le llega al lector?. Se puede decir “la señora Tallis languidecía en la chaise-longe con las persianas bajadas esperando a que su migraña pasara”. Pero esta frase no hace sentir los años de indolencia y de esconderse tras los dolores de cabeza, como el avestruz hace en un agujero. Para transmitir todas estas sensaciones, McEwan describe al personaje, a su situación, a sus pensamientos, a sus sentimientos… mediante párrafos y párrafos (hasta diez páginas para Emily Tallis) con detalles del carácter y acciones del personaje. Es un pequeño peaje que hay que pagar para sumergirse y ser parte del entorno de todas las figuras del libro.
Por cuestiones personales, me ha gustado la descripción de Robbie Turner volviendo a casa desde Francia en la Segunda Guerra Mundial, tan homérico ¿verdad?; con su evocación de Cecilia (“Te esperaré. Vuelve.”) y preguntándose, y enfadándose, por cuál es el mérito de ella con sólo esperarle. “… una persona que aguardaba a otra era como una suma aritmética, e igualmente desprovista de emoción. Esperar. Simplemente una persona que no hacía nada, a lo largo del tiempo, mientras otra se aproximaba…”
Termina resolviendo la situación: le espera sólo a él y eso es lo que hace que no se sumerja en la desesperación y locura de su entorno. Mientras él tenga que resolver su propia situación, ella hará lo posible por seguir adelante y por ser su luz al final del camino: “…y ahora que él también estaba tranquilo, por supuesto que vio lo bueno de que ella le estuviese esperando. Al diablo la aritmética. Te esperaré era algo elemental. Era la razón de que hubiese sobrevivido. Era la manera corriente de decir que ella rechazaría a todos los demás hombres. Sólo tú. Vuelve”.
Y dos finales. Se elige el que se quiera. El segundo pretende ser realista y quizás pasa a cruel, y por ello me parece que pierde ese áurea realista del que quiere envolverse: ¿de verdad que es necesario hacer que Lola esté mucho mejor que su prima pequeña al final de sus vidas?. A mí me parece que Robbie pierde fuerza con este final, porque queriendo parecernos a la vida real, eliminamos la parte de héroe de su personaje. No hay ningún hombre tan listo, inteligente, templado, apasionado,…
Del final no puedo decir nada más; y de hecho, he dicho demasiado (es la suerte de que esto no lo lea nadie).

PD. Algún día habrá que hablar sobre el impresionante vestido verde de seda que viste Cecilia en la cena, con su materialización en el que lleva Keira Knightley en la versión cinematográfica.

1 comentario:

Beg´s dijo...

Yo no he leido el libro pero he visto la peli y no está nada mal.
A pesar de no aguantar a la "pava" de Keira, de verdad que prefiere que no la retoquen con el photoshop?por Dios rellenen esas costillas huesudas!