Vaya aquí un pequeño homenaje a Daniel Pennac y a toda su tribu de los Malaussène.
En el barrio de Belleville a las afueras de París, Daniel Pennac construye un mundo donde lo normal es que cada uno tenga su propia particularidad.
Comenzando por Benjamin Malaussène cabeza de una gran familia de la que se hace cargo como Gran Hermano Mayor. Familia que ha aumentado, cada vez que su enamoradiza matriarca desaparece con su último gran amor, dejando tras de sí prueba de cada uno de sus enamorados: Benjamin, Louna, Clara, Thérèse, Jérémy, el Pequeño y Verdún. A todos ellos hay que sumar los amores de estos hermanos y sus frutos: Es Un Ángel (Clara), Señor Malaussène (Benjamin), Maracuyá (Thérèse) y las gemelas de Louna.
Lo que me hace disfrutar de estos libros es el sentido del humor negro y fantástico de Pennac y como ya he comentado, el realce que le da a las peculiaridades que cada uno pueda tener: Benjamin, dueño de una gran agudeza, que mantiene a la familia trabajando como chivo expiatorio; un perro epiléptico, una niña vidente, una adolescente con enfoque en la mirada, una prisión con rehabilitación a través del arte, un ex combatiente serbocroatacroata, vigilante de almacenes y experto en ajedrez y en traducir a Virgilio al serbocroata; el jefe de la mafia árabe de Bellevile con su propio código de honor; una monja que cuida prostitutas (como lo fue su madre) y que ejerce de policía (como lo fue su padre),…
Tanto es así que proviniendo de una familia de bizarros componentes y de un pintoresco y picaresco barrio, no entiendo el poco juego de Louna. Imagino que Pennac no llegó a pensar algún desarrollo más para ella y su familia.
En el barrio de Belleville a las afueras de París, Daniel Pennac construye un mundo donde lo normal es que cada uno tenga su propia particularidad.

Comenzando por Benjamin Malaussène cabeza de una gran familia de la que se hace cargo como Gran Hermano Mayor. Familia que ha aumentado, cada vez que su enamoradiza matriarca desaparece con su último gran amor, dejando tras de sí prueba de cada uno de sus enamorados: Benjamin, Louna, Clara, Thérèse, Jérémy, el Pequeño y Verdún. A todos ellos hay que sumar los amores de estos hermanos y sus frutos: Es Un Ángel (Clara), Señor Malaussène (Benjamin), Maracuyá (Thérèse) y las gemelas de Louna.
Lo que me hace disfrutar de estos libros es el sentido del humor negro y fantástico de Pennac y como ya he comentado, el realce que le da a las peculiaridades que cada uno pueda tener: Benjamin, dueño de una gran agudeza, que mantiene a la familia trabajando como chivo expiatorio; un perro epiléptico, una niña vidente, una adolescente con enfoque en la mirada, una prisión con rehabilitación a través del arte, un ex combatiente serbocroatacroata, vigilante de almacenes y experto en ajedrez y en traducir a Virgilio al serbocroata; el jefe de la mafia árabe de Bellevile con su propio código de honor; una monja que cuida prostitutas (como lo fue su madre) y que ejerce de policía (como lo fue su padre),…
Tanto es así que proviniendo de una familia de bizarros componentes y de un pintoresco y picaresco barrio, no entiendo el poco juego de Louna. Imagino que Pennac no llegó a pensar algún desarrollo más para ella y su familia.
Los libros de la saga:
La felicidad de los ogros (1.985)
El hada carabina (1.987)
La pequeña vendedora de prosa (1.989)
El señor Malaussène (1.995)
El señor Malaussène en el teatro (1.996)
Los cristianos y los moros
Los frutos de la pasión (1.999)
La felicidad de los ogros (1.985)
El hada carabina (1.987)
La pequeña vendedora de prosa (1.989)
El señor Malaussène (1.995)
El señor Malaussène en el teatro (1.996)
Los cristianos y los moros
Los frutos de la pasión (1.999)
“… mi gigante martilleó la consola hasta que el aire quedó saturado de símbolos devueltos a la anarquía inicial de las cosas.” - La pequeña vendedora de prosa.
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